Singapur, próxima escala de la industria porcina paraguaya
En un momento de expansión sin precedentes, el sector porcino local ajusta su brújula. Con Taiwán como destino consolidado y Singapur en vías de habilitación, el país se posiciona como proveedor de carne porcina premium para el sudeste asiático. A la par, el mercado local sigue creciendo y la Cámara Porcina apuesta a fortalecer toda la cadena.

Singapur, próxima escala de la industria porcina paraguaya. En un momento de expansión sin precedentes, el sector porcino local ajusta su brújula. Con Taiwán como destino consolidado y Singapur en vías de habilitación, el país se posiciona como proveedor de carne porcina premium para el sudeste asiático. A la par, el mercado local sigue creciendo y la Cámara Porcina apuesta a fortalecer toda la cadena.
En la industria cárnica paraguaya, una proteína silenciosa está comenzando a ganar protagonismo internacional: la carne porcina. Con una producción cada vez más tecnificada y una trazabilidad completa que comienza en la genética y termina en el plato, Paraguay logró consolidarse en apenas dos años como uno de los principales exportadores a Taiwán, un mercado altamente competitivo y exigente. Pero el verdadero salto está a punto de darse: Singapur, uno de los hubs comerciales de Asia, está en puertas de habilitar nuestra carne porcina, lo que podría crear un puente a otras plazas estratégicas como Japón y Corea del Sur.
“Ya desplazamos a México en Taiwán, hoy estamos terceros en preferencia. Y nuestra próxima habilitación es, sin dudas, Singapur”, afirma con entusiasmo Marta Mareco de Ros, presidenta de la Cámara Paraguaya de Industrias Porcinas y Derivados (Capainpod). La organización, que agrupa al 90% de la industria del país, lidera hoy una ofensiva técnica y diplomática que busca colocar al Paraguay como proveedor confiable de carne porcina premium en el sudeste asiático. El camino está marcado y las primeras señales ya son contundentes.
Desde Taiwán a toda Asia El punto de inflexión fue Taiwán. Hasta hace pocos años, Paraguay no figuraba siquiera en el mapa de exportadores de carne porcina. Hoy, sin embargo, es el tercer proveedor de preferencia para el consumidor taiwanés, superando incluso a países con tradición exportadora como México. Esa conquista no fue casual, ya que es resultado de una estrategia que combinó estándares sanitarios rigurosos, diplomacia activa y visión de largo plazo por parte de los industriales. La empresa Ceres, la misma que asistió a Chile en sus procesos de certificación para exportar a Japón, es la encargada de implementar en Paraguay un modelo de compartimentación sanitaria que certifica cada etapa de la cadena: desde la genética y la producción de lechones hasta las plantas industriales. Este modelo, pionero en el país, es la llave para acceder a mercados altamente exigentes como Japón, Corea del Sur, o propiamente Singapur. “La carne paraguaya gustó mucho en Taiwán. Y los japoneses, al probarla, ya están acelerando los procesos para habilitarnos”, cuenta Mareco. Además de Asia, el sector también apunta a Chile, Filipinas y Perú, consolidando así un mapa de expansión que busca diversificar los destinos y reducir la dependencia de un solo mercado. El cerdo paraguayo ya no es solo para consumo interno, es un producto competitivo, certificado y apetecido en el exterior. El modelo paraguayo de compartimentación Uno de los mayores avances técnicos que posicionan hoy al país como exportador confiable es la implementación del sistema de compartimentación sanitaria, una herramienta clave para abrir mercados exigentes. Esta metodología, acompañada por la consultora chilena Ceres BCA en el marco del proyecto “Avance”, certifica la sanidad e inocuidad de toda la cadena: desde las unidades genéticas y las granjas de producción primaria, hasta las fábricas de balanceado, las plantas industriales y el transporte. Esta se trata de una experiencia sin precedentes en el país. La Cooperativa Colonias Unidas lidera esta iniciativa junto con otras empresas y frigoríficos que forman parte de la Cámara. El proceso será presentado ante Senacsa, y representa un paso decisivo para habilitar el mercado chileno, con miras a extenderlo luego a los demás destinos. “El sistema de compartimentación es la única manera de garantizarle al mundo que cada etapa está controlada. Desde el maíz con que se alimenta al cerdo, hasta el corte que llega al plato”, señala Mareco. Esta trazabilidad absoluta fortalece la reputación del país como proveedor serio y previsible, diferenciando al producto nacional frente a otros competidores globales. Con este modelo, Paraguay no solo pasa a exportar carne, sino confianza, bioseguridad y sostenibilidad.
Fuente ABC